Un secador de manos en la maleta

Todavía recuerdo aquella experiencia de aquel día como una de las más desagradables y surrealistas que uno puedo vivir durante un viaje. Para más inri, mencionar que éste se trataba de un viaje de ocio y de relax, un viaje que daba por comenzadas mis vacaciones de verano del año 2021.

Todo comenzó a la salida del avión que me conducía por el finger hasta las instalaciones del aeropuerto de Marrakech en Marruecos. Son uno de esos momentos en los que la vejiga aprieta y uno no está para miramientos. Como si se tratara de un Ferrari adelantado por un circuito de carreras, me conduje a toda prisa y sin espejo retrovisor al primer baño público que pudiera encontrar.  Tal era mi paso acelerado, que en uno de los peldaños de unas escaleras que raramente se encontraban en mi camino, resbalé, con la mala suerte de que, al poner mis manos en el suelo, una de ellas cayó directamente en un helado de cucurucho, que algún desaprensivo o desaprensiva dejó en el suelo. ¡Bien!, ya tenía doble trabajo: limpiarme las manos (1) y conseguir de una vez por todas llegar a un lavabo con un wáter (2).

Después de estar andando durante 10 minutos por pasillos interminables, mi pesadilla de nuevo comenzaba, ya que me obligaron a parar en un control de covid y rellenar el típico formulario de turista. Creo que ese día, conseguí hacer buena la letra de una receta de un médico de cabecera.  Después de estar durante 5 o 10 minutos para pasar dicho control, mi suerte de repente parecía que me sonreía por fin. Miré hacia al frente y dilucidé a 50 metros de mí el letrero luminoso que indicaba la presencia de un lavabo público. Entonces el Ferrari, de repente, se convirtió en un avión de caza F18 que volaba directo hacia su salvación. Salvación que se convirtió de nuevo rápidamente en condena, al comprobar que el lavabo público se encontraba cerrado por razones de limpieza y mantenimiento.  Uno de los operarios que se encontraban junto al cartel de “No pasar”, me indicó amablemente donde podría encontrar el baño público más cercano. 

Después de correr durante dos minutos y llegar con menos aliento que un camello en un desierto, conseguí llegar por fin. Cuál fue mi desgracia entonces que, en vez de un lavabo público, aquello parecía la entrada de un cine en el último estreno de una película de Spielberg.  La cola de personas para entrar era enorme y casi hacía 30 metros. El Ferrari y el avión F18, de repente se convirtieron en John Travolta bailando en “Fiebre del Sábado Noche”: ¡Entendedlo, era una cuestión de supervivencia!

Cuando por fin, después de otros 10 minutos, conseguí llegar a la puerta del baño, aprecié que quizás me tenía que haber traído mi flotador de patitos, por la cantidad de agua que encharcaba el suelo y que tenía que cruzar para poder llegar hasta el wáter.  Ya delante de la taza del wáter, estupefacto aprecié que no había papel, por lo que no tuve más remedio que hacerlo limpiándome previamente la mancha de helado en los pantalones. ¡Bueno!, pensé entonces, ahora cuando acabe podré lavarme las manos correctamente.

Iluso de mí, ya que al salir de la zona de wáteres y dirigirme a los lavabos, mis ojos no daban crédito al ver que se había formado otra mini cola para poder lavarse y secarse las manos.

Fue entonces cuando divisé unas cuantas “momias” delante de mí, digo “momias” por la gran cantidad de papel que había depositado en el suelo y que, desbordando las papeleras, las personas pisaban una y otra vez intentando no tropezarse.

De repente, con todo ese papel por los suelos, al alzar la vista hacia la zona de los secadores de manos, lo entendí todo. Disipé que había dos secadores de manos eléctricos que estaban desenchufados y otro tercero que era el causante de esos grandes charcos de agua que había cruzado anteriormente.

Además, después de por fin poder lavarme las manos y dirigirme hacia el único secador de manos que funcionaba, sin no antes tener que esquivar tres o cuatro personas para llegar hasta él (como si hubiera vuelto a la pista de baile de “ Fiebre de Sábado Noche”, pero esta vez acompañado en una coreografía), comprobé que más bien tenía que haberme secado las manos con el abanico que traía en mi maleta: De aquel secador de manos salía muy poco aire,salía helado y tardé como un minuto en que mis manos estuvieran secas.

Cuando justo ya salía por la puerta del lavabo público para reemprender mi viaje, escuché a dos personas que comentaban el motivo por el que ellos creían que los secadores de manos estaban desenchufados: Habían escuchado que los secadores de manos eléctricos ayudaban a propagar los gérmenes. Al escuchar esto, no tuve más remedio, que amablemente intervenir y explicarles los argumentos que demostraban que los secadores de manos no ayudan a la propagación de virus y bacterias y que son un método de secado de manos igual de higiénico y seguro que hacerlo con toallitas de papel. Al menos si estos son de la marca Mediclinics, también les recalqué.

Ya más tarde, cuando llegué al hotel y pude descansar un rato, pensé en las posibles soluciones que ofrecería a las personas encargadas de gestionar las instalaciones de los baños públicos del Aeropuerto de Marrakech. A continuación, las describo, con sus posibles soluciones:

 -Agua encharcada ocasionada por el proceso de secado de las manos:

Si el secador de manos automático no posee un tanque recolector de agua o una conexión directa al desagüe que recoja y canalice el agua que cae en el proceso de secado de las manos, esta agua caída puede provocar charcos incómodos y peligrosos. Recomendación: Secador de manos eco rápido Duaflow Plus con kit de conexión a desagüe.

- Inexistencia de papel en los dispensadores y que además se acumulaba en el suelo:

Si los secadores de manos no funcionan o están desenchufados, los usuarios utilizarán masivamente el papel como método de secado de manos. Al acabarse, buscarán secarse las manos aunque sea con los rollos de papel higiénico. Este uso tan intensivo de papel ocasiona que las papeleras se desborden y los papeles acaben cayendo al suelo. Ello provoca un enorme problema de higiene y limpieza, además de una pésima imagen para el aeropuerto. Recomendación: Cualquiera de nuestros secadores de manos eco rápidos.

- Secador de manos que emana aire frío y que tarda mucho tiempo en secar las manos:

Esta sensación tan incómoda es muy habitual en muchos secadores de manos.  Es importante contar con secadores de manos que posean resistencia calefactora con el fin de que el aire que emana salga caliente y que además sean capaces de secar las manos rápidamente en menos de 10 segundos. Recomendación: Secador de Manos eco rápido Speedflow Plus de Mediclinics.

-Mucho tiempo y espacio dedicado al proceso de lavado y secado de las manos por parte de los usuarios:

Con tal de evitar esos incómodos desplazamientos que muchas veces los usuarios tienen que realizar para lavarse y secarse las manos y para optimizar el tiempo que dedican al mismo, es recomendable contar con un equipamiento que les permita lavarse y secarse las manos en el mismo lavabo sin necesidad de desplazarse. Recomendación: Estación de lavado y secado de manos All-in-One de Mediclinics.

- Lavabos cerrados muy a menudo por tareas de mantenimiento y limpieza: “No pasar”.

Además de los agravios e inconveniente ocasionados a los usuarios, les aconsejaría instalar equipamientos y accesorios de baño que les ayuden a optimizar en mayor medida esos recursos materiales y económicos dedicados al mantenimiento y limpieza de sus baños públicos. Recomendación: En materia de secado de manos, les recomendaría nuestro Secador de manos eco rápido Machflow Plus Brushless, que gracias a que no disponen de escobillas, no requieren de mantenimiento y poseen un excelente rendimiento de miles de horas de uso.

Además de éste, resaltar  que  hay  otros secadores de manos y equipamientos de Mediclinics que les podríamos recomendar para poder conseguirlo. Sin duda, les aconsejaría leer estos dos post de Mediclinics, en el que les incluimos valiosos consejos para saber:

Cómo mantener un baño colectivo limpio reduciendo los costes de limpieza

Cómo reducir los costes de mantenimiento en un baño público

 -Secadores de manos desenchufados. Posible causa: No funcionamiento.

En un lugar de alto tránsito, como es el baño público de un aeropuerto, además de la gran rapidez de secado que ha de poseer el secador de manos para evitar largas esperas a los usuarios, es fundamental que estos ofrezcan un excelente rendimiento, resistencia y durabilidad a lo largo del tiempo. Todo ello, por supuesto, con un menor o escaso mantenimiento.  Recomendación: Dualflow Plus Brushless o Machflow Plus Brushless.

-Secadores de manos desenchufados. Posible causa: Los gestores opinan  “Los secadores de manos ayudan a la proliferación de gérmenes, virus y bacterias”.

Como ya hemos recalcado anteriormente, numerosos estudios científicos y organizaciones internacionales prestigiosas en materia sanitaria, como la OMS, atestiguan que los secadores de manos automáticos son un método de secado de manos igual de higiénico y eficaz que las toallitas de papel.  Además, en el caso de nuestros secadores de manos de última generación, estos vienen equipados con medios filtrantes hepa y con ionizadores, que eliminan la acción de virus y bacterias. Recomendación: Secadores de manos eco rápidos de Mediclinics con medio filtrante hepa e ionizador o Estación de lavado y secado de manos All-in-One

-Secadores de manos desenchufados. Posible causa: Ahorro en sus costes de mantenimiento

 Hay algunos gestores de instalaciones que piensan erróneamente que el coste de mantenimiento de los secadores de manos es más elevado que el de las toallitas de papel. Para ellos, sólo tendría que enseñarles este post del blog de Mediclinics, en el que demostramos cómo y cuánto dinero podrían ahorrarse gracias a los secadores de manos eco rápidos de Mediclinics: Por qué debes coger la calculadora para secarte las manos en un baño público.

Estos que acabo de mencionar, son sólo algunas de las soluciones que plantearía a los gestores de los baños públicos del aeropuerto donde me ocurrió esta imborrable experiencia.  Lo que sí está claro es que,  después de la misma, he de reconocer que muchas veces se me pasó por la cabeza la idea de llevarme para una próxima ocasión un Secador de manos automático en la maleta. Por supuesto, este tendría que ser siempre de Mediclinics.

Enrique González
Online Marketing Manager
Mediclinics S,A